Publicaciones: “DOS ESTILOS PARA UNA ARGENTINA DE ORO”

 Por Luis Bruno Barrionuevo

En el Campeonato Mundial de varones de 1990 que se disputó en Lahore, Pakistán, y durante los 15 días de convivencia allí, dos jóvenes jugadores del equipo argentino –yo era su preparador Físico- decidieron compartir la EditorialLuisBarrionuevohabitación del hotel durante toda su estadía.

Por aquel entonces ya se los observaba bastantes diferentes en sus maneras de ser, sus personalidades parecían incompatibles; claro todo esto fuera de la cancha, porque cuando se ponían la camiseta argentina y salían a jugar, no había ninguna diferencia. La Pasión que ponían en el juego –como todos los demás integrantes- los mancomunaba entregando lo mejor que tenían y podían en pos del celeste y blanco que tan orgullosos llevaban.

Estoy seguro que aquellos dos jovencitos -con 23 y 20 años por entonces- jamás pudieron imaginar a donde los llevaría la vida. Hoy, muchos años después, -ya dos reconocidos técnicos internacionales- se convirtieron en dos de los principales referentes de nuestro Hockey, marcando tendencia y generando en mucha gente del ambiente hockístico una toma de posición, a veces poco constructiva.

Esa Pasión y la sapiencia que supieron transmitir, llevo a que uno de ellos produjera con el tiempo un cambio muy profundo y de gran calidad en el Hockey femenino dándole consecuentemente a nuestro país varias medallas olímpicas y el primer Campeonato del Mundo; el otro, más allá de otros extraordinarios logros que ostenta, acaba de conducir a un brillante equipo argentino a la máxima aspiración que puede tener un deportista: la medalla de Oro en los Juegos Olímpicos ¡

Me causó mucha emoción escuchar que uno de ellos, devenido circunstancialmente en comentarista de la televisión por estos dias, (lo hizo también antes de lograr la medalla, lo que le da mas valor) ponderara y elogiara al otro por su conducción del proceso que culminó con el máximo logro del Hockey Argentino … y este es el punto; la adultez muchas veces, en vez de hacernos más abiertos y generosos, nos involucra en egoísmos y orgullos absurdos que no conducen a nada, nos separa y termina debilitando a todos. Es lo que fue pasando en el ambiente del hockey argentino: quedo aparentemente dividido en los últimos años …o un estilo, o el otro…

Mi visión personal es que este extraordinario e histórico logro es de muchos y de todos: de estos jugadores que lo consiguieron con entrega y esfuerzo superlativos; de un entrañable amigo como Luis Jorge Ciancia, un visionario que entre otras cosas creyó que en el Seleccionado con ¡19 años ¡ tenía que estar un tal Carlos José Retegui, que propuso con ¡34 años ¡ años a un tal Sergio Roberto Vigil como Director Técnico del Seleccionado Femenino; y también este éxito es fruto de muchas generaciones de jugadores que en silencio, con mucho esfuerzo, dando innumerables ventajas logísticas, sin sponsors, sin becas, pero con mucha pasión, fueron cimentando la consagración de este equipo. La medalla se la cuelgan estos 16, ellos la ganaron ¡pero estoy absolutamente seguro que también se la pusieron en el corazón muchísimos argentinos que pasaron por el “Honorable Seleccionado de Caballeros”

La medalla de oro nos da una oportunidad excepcional y nos posiciona en un momento único e irrepetible para que más allá de las palabras el Hockey Argentino todo, se consolide y despegue definitivamente. Cada uno en su ámbito, sabrá que tiene que aportar,- jugadores, técnicos, dirigentes, periodistas- sin autoritarismo, con tolerancia, aceptando la diversidad, escuchando con humildad, opinando sin descalificar, en definitiva … pensando distinto, con estilos diferentes, pero yendo en la misma dirección y por el mismo camino: el “Argentino”