Damas A Sexta División: “MAREA ROJA”, ARQUITECTURA “A” CAMPEÓN DE LA CATEGORÍA

 (Corresponsal en Club Arquitectura para “Hockey Argentino Plus”)
En esta época de redes sociales, Wikipedia nos dice que se le llama marea roja a la proliferación de microalgas en lagos, ríos, mar o cualquier otro cuerpo de agua, que le dan dicha coloración debido al crecimiento de elevado número de microorganismos en miles o millones de células por milímetro cúbico.
A las nenas de la Sexta División del Club Italiano poco o nada les importará esta definición, pero seguramente habrán sentido algo de eso cuando a poco de comenzar la final de su categoría en la cancha número dos del Quilmes Athletic Club, una verdadera “marea roja” proveniente desde Agronomía, les impidió cualquier otra cosa que no fuese defender.
Si la primera etapa terminaba por tres o hasta cuatro goles de diferencia a favor de las chicas de Arquitectura nadie de los presentes en el club cervecero se hubieran mostrado sorprendidos, ya que el domino de las de Occhipinti por momentos fue abrumador y si no consiguió más que un solo gol de diferencia fue debido a la férrea oposición de las noveles “tanas” que se desdoblaron con todas las destrezas defensivas que dominan, sin nunca renunciar al cuidado de la bocha, característica intrínseca de las jugadoras del club de Caballito.
A esta altura del comentario es justo decir también que el apuro, la falta de experiencia y hasta la diosa fortuna, se confabularon para que las arquitectas no concretaran el dominio que mostraban.  Claro que la presión de cancha completa, el pressing ciego y la actitud irrenunciable de pensar en el arco de enfrente son la marca en el orillo de estas jóvenes arkinas, que se fueron al descanso de la primera mitad con un mezquino uno a cero a sus favor, a juzgar por lo visto dentro del sintético.
El segundo tiempo fue otra cosa. Capitaneadas por una habilísima Camila Ubeda -abanderada de la mayoría de los ataques de su equipo-, las chicas de Julián Crespo acorralaron dentro de sus cincuenta yardas a Arquitectura y pugnaron por el empate hasta el final y si no lo consiguieron fue porque la bien parada defensa roja, repleta de doblajes y esfuerzo físico, les cerró todos los caminos a la valla custodiada por Repetto, quien sufrió algunos sofocones.

El silbato final anunció ganadoras y la explosión del festejo interminable se vivió en el banco de Arquitectura, a la postre justas triunfadoras de la intensa final de la categoría.
Del otro lado, desazón y lágrimas por doquier, que no significaron dejar de reconocer con hidalguía la derrota, prueba de ello, fue que inmediatamente después que sonara la chicharra las jugadoras del Bajo Flores armaron el puente para que pasaran por alíi sus vencedoras en una clara muestra de reconocimiento y respeto.
Ganar campeonatos en las categorías inferiores es muy lindo para quienes lo logran y una satisfacción digna de mención para los que comandan los planteles. Sin embargo, carece de sentido, si sólo nos fijamos en la realidad numérica y nos interesa únicamente el resultado final.
Las divisiones menores son formativas, tienen el valor de ser una etapa para aprender, no para ganar. Los buenos resultados deportivos llegan solos si se respetan las premisas y no se saltean los objetivos.  Precisamente eso es lo que hacen clubes como Italiano y Arquitectura que priorizan sus inferiores y le dan real valor al trabajo que sus propios entrenadores hacen a lo largo del tiempo.  Precisamente eso es lo que los distingue de casi todos los popes de la categoría. Trabajan seriamente en desarrollar sus propias divisiones menores y es precisamente por eso que marcan el camino entre las mismas.
Esta vez le tocó a Arquitectura, va de suyo por todas aquellas oportunidades en que lo logró el club Italiano. Felicitaciones para Juan Manuel Casas y Pelusa Crespo, responsables directos de esta realidad azurra y reconocimiento absoluto para Luisina Jaimes y Adrián Occhipinti, hacedores del campeón de este año y generadores de una agradable “marea roja”.