La madrileña de 21 años es una de las grandes esperanzas de las RedSticks de cara a un futuro que se mira con gran optimismo tras la medalla de bronce cosechada en el Mundial de Londres.
Lucha y constancia. Son las dos palabras que mejor definen a Lucía Jiménez (Madrid, 1997). Lleva el deporte en la sangre. Empezó con el atletismo desde muy pequeña, igual que su padre y su hermano. Anacleto, su padre, fue subcampeón del mundo en 1995 en Barcelona en los 3.000 metros y ahora su hermano Sergio está empezando en la misma disciplina. Pero a Lucía no le terminaba de convencer el tener que “correr por correr”.
Más tarde se aficionó al fútbol sala, jugando en un equipo con sus amigos de la urbanización de su casa en Madrid. Pero el fútbol pasó a ser una afición cuando conoció el hockey, gracias a un primo suyo, que jugaba al hockey patines, un deporte poco practicado en Madrid. Enfrente de su casa, estaba el Colegio Valdeluz, desde el cual se fomenta la práctica del deporte entre los más pequeños, entre ellos el hockey hierba, a Lucía le gustó la idea y comenzó a jugar desde muy pequeña. Desde el día en el que cogió un stick por primera vez, lo demás vino sobre ruedas. Pese a que en sus comienzos, Lucía no lo tenía claro, el convencimiento de su padre en la calidad de su hija y el apoyo que le daba día a día, incentivaron a la jugadora de las RedSticks a seguir entrenando todos los días.
Con tan solo 15 años, debutó con el SPV Complutense en la máxima categoría del hockey hierba español y dos años después fue convocada por primera vez con la Selección absoluta. En 2016, Lucía fue incluida en la convocatoria para los Juegos de Río de Janeiro, donde las RedSticks consiguieron un meritorio octavo puesto, consiguiendo el tercer diploma olímpico de la historia, hoy ya suma 95 internacionalidades.
Esta temporada ha sido la de su consagración. Pese a que su SPV Complutense, finalizó tercero la fase regular del campeonato nacional de Liga. El equipo madrileño no pudo superar los cuartos de final del playoff de la Liga tras caer ante la Real Sociedad. Pese a ello, la centrocampista madrileña ha sacado a relucir su faceta goleadora, anotando diez goles en el global de la Liga. Para ello, ha tenido que trabajar muy duro y mejorar su físico y potencia, trabajo que ha tenido su recompensa a final de temporada.
Lucía ha podido estar en el Mundial y aprender de jugadoras históricas como ‘Gigi’ Oliva, Beatriz Pérez o Cristina Guinea, con las que comparte posición. Tras un inicio dubitativo, con dos derrotas en tres partidos de la primera fase. Las de Adrian Lock despertaron con dos victorias brillantes ante Bélgica en los shoot-outs en octavos y con una sorprende victoria ante Alemania, con las que las RedSticks habían perdido en la primera fase por 3-1. La derrota frente a Irlanda en semifinales, Selección con un ranking inferior a España, fue un varapalo para las RedSticks, que consiguieron reponerse y 24 horas después ganar la primera medalla de la historia en un Mundial para el hockey hierba femenino español.
(Fuente: AS; Cronista: Pablo Villa)
