España Damas: JUEGAS AL HOCKEY EN RÌO O TRABAJAS A JORNADA COMPLETA, DIJO ROCÌO GUTIÈRREZ

“Es imposible alargar las horas del día”, asume Rocío Gutiérrez, líder en la selección, que ha debido renunciar a su empleo para ser olímpica.

(Fuente: El Mundo; Cronista: Javier Sànchez; Foto: Àngel Navarrete)

rocio gutierrez españa damas 2016
Rocío Gutiérrez, hace unas semanas en Madrid.

 

En sus olimpísimas celebraciones reivindicarán sus sacrificios y, al hacerlo, muchos aficionados elogiarán la constancia de sus entrenamientos, muchos otros pensarán en una juventud desbravada, pero nadie revisará su vida laboral: para conseguir su medalla en Río, arriesgaron su futuro. Son pocos los deportistas españoles que podrán vivir todo la vida de ello y, aunque hay casos excepcionales, empleados con éxito, como la nadadora Jessica Vall, investigadora bióloga en el Hospital del Mar de Barcelona, o el piragüista Saúl Craviotto, agente de la Policía Nacional en Gijón, la mayoría se presentarán en los Juegos como estudiantes de larguísima duración (favorecidos por legislación y becas) o licenciados sin ninguno tipo de experiencia.

«Para muchos, sobre todo en los deportes de equipo, compaginar un trabajo, aunque sea a media jornada, con la preparación olímpica es muy, muy difícil. No es imposible, pero necesitas un milagro: que se alarguen las horas del día. Yo lo intenté casi un año y, al final, no lo conseguí», admite Rocío Gutiérrez, gaditana en Madrid, líder de la defensa de la selección femenina de hockey hierba y ya ex empleada.

Hace unas semanas dejó el trabajo a jornada completa que realizaba en la consultora de selección de personal Page Personnel: desde el pasado verano había renunciado a descansos, días festivos y vacaciones para intentar hacer carrera como administrativa, pero, tras muchos esfuerzos, el stick reclamó mucho más. «Tenía horario partido, en las horas para comer, iba al gimnasio, y al salir de la oficina, entrenaba con el equipo: al final, a lo largo del día, combinaba trabajo y entrenamiento, trabajo y entrenamiento», explica la jugadora (30 años) del Club de Campo, titulada en Publicidad y Relaciones Públicas por la Universidad Complutense, que, superados varios contratos temporales, descubrió que la clasificación olímpica del pasado diciembre iba a forzar su adiós.

‘Mi primera participación, quizá la última’

«Durante la temporada, aunque fuera muy cansado, se podía combinar, pero si quería competir en los Juegos debía centrarme al 100%. Será mi primera participación, quizá la última, y hacerlo bien, ya no digo subir al podio, es un sueño para cualquier deportista», añade Gutiérrez, que arranca un repaso al calendario que durará un cuarto de hora: reunida ya la selección el pasado jueves, hasta su debut en Brasil el 7 de agosto ante Holanda, completará dos meses de concentraciones en Madrid y Alicante con viajes a Irlanda del Norte, Alemania, Inglaterra y Holanda para disputar casi una veintena de amistosos. Un trajín con comparaciones, con la selección masculina de waterpolo o con la selección femenina de balonmano, que intentará acabar con la segunda celebración de las hoy llamadas Red Sticks desde el oro inaugural en los Juegos de Barcelona.

Sería la recompensa justa a tanta concesión, que, para nada es personal, es conjunta: su compañera en la zaga, María López, por ejemplo, de 26 años, licenciada en Administración y Dirección de Empresas por la UCM, también ha tenido que abandonar unas prácticas en Caser Seguros. «Gracias al club y, con ayudas, podemos vivir del hockey, pero no podemos ahorrar. Quizá acabemos de entrenadoras, pero si no, cuando lo dejemos, lo tendremos complicado. El currículo de un trabajador con más de 30 años y sin ningún tipo de experiencia no es muy atractivo», admite Gutiérrez, ya acostumbrada a dar mucho al deporte.

Hija de un ex portero y actual dirigente del Club de Hockey San Fernando, la entidad donde empezó; a los 17 años dejó el hogar familiar para irse a vivir al Centro de Alto Rendimiento de Madrid; y a los 25 años perdió la beca de residencia y tuvo que buscarse la vida (con ayuda de su club). «Pero igualmente todo compensa: el hockey me ha dado muchísimo. Al final, esto lo hago con pasión, encantada», finaliza la líder de la selección en el campo y en los hoteles: ha empezado un club de lectura que ahora está con La chica del tren.