JJOO Tokio 2020: ENTREVISTA CON PEDRO IBARRA: “REPRESENTAR A LA ARGENTINA ES LO MÁXIMO, ES UN SUEÑO QUE TENÍA DE CHIQUITITO”

Luego de anunciar públicamente su retiro, Pedro Ibarra le pondrá el moño a su prolífica carrera siendo abanderado en la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. A tan solo horas de una cita emblemática, el capitán de Los Leones se encontró con Hockey Argentino Plus a través de Matías Sartori y confesó las sensaciones de lo que significan para él estas horas tan especiales.  

Por Matías L. Sartori (Agencia VEIEM 360) para Hockey Argentino Plus; Foto: Andres Pando

Tokio (especial) | Se acomoda la gorra mientras aplaude a las Leonas en su partido por el bronce ante Países Bajos. Con la nostalgia de Río 2016, Pedro Ibarra desearía estar jugando una nueva final con Argentina. Pero le toca ponerse, una vez más, la camiseta albiceleste para volver a alentar a sus compañeras. Para muchos, jamás se sacará esa casaca. La tiene ya impregnada en su piel. Como las anillas olímpicas en su pierna derecha, como la medalla de oro tatuada en el gemelo, como el número 5 que permanecerá siempre inmortalizada en su espalda.

Casi 20 años y más de 300 partidos después, Ibarra cuelga el stick. Y aunque el desenlace de su carrera no termine con medalla, finalizará con algo también muy grande: será el abanderado que alzará la bandera argentina.

Tokio clausura sus Juegos Olímpicos con una ceremonia que dará paso al nuevo ciclo. Un ciclo donde otros Leones dejarán de rugir, al menos, desde el césped. Y Pedro Ibarra, ese jugador que personifica los valores del deporte argentino, del hockey y del olimpismo, volverá a desfilar por el estadio olímpico japonés para poner la frutilla a su carrera deportiva.

Desde el Oi Hockey Stadium, Ibarra nos cuenta cómo se prepara para la ceremonia recordando también su trayectoria como jugador:

-Continúas en Tokio a la espera de la ceremonia de clausura, ¿Cómo están siendo estos días después de la competición?

– Estos días vienen siendo tranquilos, descansando bastante después de tanta preparación y la exigencia de la competencia. Disfrutando los últimos días en la villa para después pegar la vuelta y reencontrarse con la familia.

-Imagino que habrán sido días de reflexión sobre todo lo vivido con la selección, ¿Cuántas cosas han pasado por tu cabeza?

– Si, hoy miro el camino recorrido. Cuando se pone punto final a su carrera, uno se acuerda de todos los que lo ayudaron, de todos los que directa o indirectamente, contribuyeron para que uno llegue hasta donde llegó. Primero, arranco por mis papás que me inculcaron ese amor por el deporte siendo profes de educación física, lo vivieron con mucha intensidad y me inculcaron mucho amor por el deporte. Quizá cumplieron un sueño teniendo hijos olímpicos y dos hijos campeones olímpicos, fue lindo para ellos. Mi club, que me formó como deportista y me dio las herramientas para desarrollarme en el deporte. Capítulo aparte para mi mujer y mis hijos que me acompañan siempre, que sufren y que disfrutan tanto o más que yo, pero por sobre todas las cosas me ancan en este sueño de alto rendimiento. Más que agradecido, de todo corazón…

-Te has retirado de la selección después de varios años defendiendo el escudo de tu país, ¿Cómo definirías tu etapa en los Leones?

– Voy a recordar a la Selección con muchísimo cariño, habiendo vivido millones de cosas, con buenas y cosas malas, tristezas y alegrías, pero con la satisfacción de saber que uno se entregó al 100% y que dio todo.

-No ha sido el desenlace esperado pero te retiras con varios títulos, entre ellos, el oro de Río 2016, ¿Qué significa representar a Argentina en los Juegos Olímpicos?

-Teníamos la ilusión enorme de poder colgarnos otra medalla pero no se dio. Sabemos que fue un contexto muy difícil lo que fue la preparación para nosotros, sin competir, entrenando cada uno en su casa. Sabíamos que era algo más heroico que real, pero teníamos la ilusión de poder llevarnos algo… esta vez no se nos pudo dar. Representar a la Argentina es lo máximo que hay, es un sueño que yo tenía de chiquito: jugar en la primera de mi club y representar a mi país. Gracias a Dios, pude cumplir los dos.

-Se despide una generación de oro para el hockey argentino, ¿alguna palabra o reflexión sobre los compañeros que también se retiran?

– Se empiezan a despedir varios, son ciclos que naturalmente se dan y lógicamente estoy agradecido con todos mis compañeros. Muchos de ellos, ya son amigos míos de la vida y los voy a seguir viendo. Voy a estar agradecido con todos y cada uno, pusieron su granito de arena para que Los Leones hayan tocado el cielo con las manos.

-¿Con qué te quedas de toda esta experiencia?

– Me quedo con el cariño y con el respeto de mis pares, si bien esta semana recibí miles de mensajes conmovedores, creo que las palabras de mis compañeros es lo que más me sorprendió, por sobre todos los mensajes en las redes sociales. Es lo que me llevo como última imagen de la selección.

-¿Qué significa ser el abanderado?

– Ser abanderado significa un orgullo y un honor enorme que jamás imaginé estar ahí, así que voy a vivir una nueva experiencia inolvidable. Es un lindo reconocimiento del deporte argentino a Los Leones después de tanto lucharla.

-¿Cómo has visto a las leonas y las dos medallas logradas por el rugby y el voleibol?

– Viví las tres medallas con muchísima emoción. Las del vóley y el rugby desde más lejos, pero ambos equipos fueron grandes luchadores y las ganaron con el sello y la marca registrada de la Argentina. Con Las Leonas, lo viví más de cerca, hicieron un torneo espectacular de menor a mayor. Fueron un equipo y eso se notó desde afuera, fue un equipo que se hizo muy fuerte en la adversidad y eso se notó desde la villa.

-¿Qué mensaje les darías a los niños y jóvenes que sueñan ser Pedro Ibarra en el futuro?

– No sé si soy quién para dar consejos, pero le diría lo mismo que les digo a mis hijos. Cuando uno tiene un objetivo y arranca una actividad, hay que entregarse al 100%. Si uno lo hace, a la larga le van a salir las cosas. Va a haber muchas frustraciones, decepciones, alegrías, tristezas, pero nunca hay que bajar los brazos. Si uno nunca baja los brazos y se entrega, al final hay recompensa.