La histórica goleadora de las Leonas habló sobre su regreso al equipo, tras haber sido marginada en diciembre por el ex entrenador Gabriel Minadeo.
(Fuente: Clarín)
-¿Te lo esperabas?
-No, para nada. Estaba intentando cerrar de la mejor manera una etapa que me había dado muchas alegrías y, de golpe, el viernes pasado me llama (Agustín) Corradini para decirme que quería que volviera a jugar en la Selección. Fue una sorpresa total.
Nadie le iba a quitar los 171 tantos que la goleadora había marcado con la N°27 en su espalda. Nadie iba a despojarla de alguna de sus 12 medallas doradas con la camiseta albiceleste. Pero para Noel Barrionuevo, el final de su relación con las Leonas era como una piedrita en el zapato, una piedra molesta que le recordaba que la habían marginado y que además opacaba su intachable carrera con el seleccionado femenino de hockey sobre césped.
La histórica defensora y referente del conjunto nacional habló con este medio y esta vez los hoyos que se dibujan en su sonrisa estaban sellados, como marcando su felicidad de manera permanente. Es que Barrionuevo volvió a ser Leona, si es que en algún momento dejó de serlo. La eterna arrastradora volvió a sentir eso que le había arrebatado el ex entrenador Gabriel Minadeo en diciembre, cuando le comunicó que no iba a contar más con ella.
-Pasaron 160 días desde que te desafectaron de las Leonas hasta que volviste. ¿Cuántas veces pensaste en el regreso?
-No hice especulaciones. No pensé que podía volver. Obviamente que la ilusión estaba y por cómo se habían dado las cosas estaba la esperanza y me preguntaba: “¿Volveré algún día?”. Pero la verdad es que ya estaba pensando en otras cosas.
-Corradini dijo que había tenido una sincera charla con vos. ¿Qué te dijo?
-Me llamó el mismo viernes que él asumía como entrenador y me dijo que me quería de vuelta y que necesitaba que le transmitiera las más chicas mi experiencia. Me dijo que quiere que sea como una conductora o “docente”. Una especie de guía de las menores también en los córners cortos. Hay jugadoras que tienen 18 y 19 años y no está bueno que ellas reciban tanta presión. La idea es que lo disfruten de una manera más tranquila para que puedan rendir, porque si empiezan desde tan chicas con las presiones del alto rendimiento, no van a rendir.
-¿Aceptaste al instante?
-Fue una mezcla de sensaciones. No entendía nada. La primera fue de alegría y de angustia a la vez. Decía: “¡Uy, no sé! No sé qué hacer. ¿Ahora para dónde disparo?”. Lo pensé el fin de semana, lo hablé con mi familia y tomé la decisión de volver.
-¿Por qué?
-Porque le quiero dar otro final a mi carrera profesional. Sentía que me lo debía. No quería que me retiraran así de las Leonas. Le quiero dar un cierre lindo a mi carrera, más que nada por mí, por todo lo que yo le di al hockey tanto personal como deportivamente. No sé hasta cuándo voy a seguir jugando, pero lo que sí sé es que lo quiero disfrutar desde otro lugar, entrenando a full a la par de las chicas para poder estar bien y decir, en algún momento, “hasta acá llegué”. O incluso en hablarlo con los entrenadores. Pero que sea algo más humano y que se me reconozca también por mi trayectoria.
-¿Seguís dolida?
-Son cosas que pasan. Ningún ser humano es igual al otro. Yo respeto a todos y no hubiera hecho lo que hicieron conmigo, pero ya no estoy dolida ni enojada. Hoy vivo mi presente con ganas de darle lo mejor a las Leonas, como hice toda mi vida.
Las Leonas empezaron a hacer ruido grande en el ámbito mundial en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000, cuando consiguieron la medalla de plata, y con el título mundial logrado en Perth 2002. Más prestigio y más gloria la alcanzaron cuando ganaron el Mundial de Rosario en 2010, con delicias de Luciana Aymar en la final ante Holanda, el clásico del siglo XXI. De aquel equipo hoy sólo queda Belén Succi, la flamante nueva capitana de Corradini, Delfina Merino y ahora Barrionuevo.
-¿Cómo se hace para mantener en un equipo tan joven la mística de las Leonas?
-Creo que el secreto está en entrenar y entrenar, siempre con la humildad en cada jugadora que integra el equipo. Somos humildes que trabajamos silenciosamente y creo que eso es lo que hace que un equipo logre esa mística que nos diferencia de los demás. No sé si hoy o mañana, pero sé que Argentina va a volver a tener el nivel que tuvo en su momento y será un equipo que no se va a bajar nunca del podio.
Sueña Noel Barrionuevo y sueñan las Leonas. Tienen con qué.
Cuando los planes a futuro pueden esperar
“Mi vida no está organizada para estar desafectada del seleccionado”, había dicho en diciembre pasado. Hoy su vida tampoco está organizada para volver al seleccionado. Vaya paradoja. Pero los objetivos que tiene Noel Barrionuevo son otros. “En Ciudad estaba cansada, así que antes de que me llamara Corradini, les había dicho a los entrenadores que me quería tomar un tiempo”, admitió. Y confesó estar saturada de los entrenamientos nocturnos, de la carga y de la dedicación que le llevaba jugar en su club.
Además, con 33 años, Barrionuevo había decidido, previo al cambio de perspectiva y realidad, hacer el click definitivo y pensar en un futuro sin el palo y sin la bocha, aunque nunca alejado del todo. ¿Objetivos? Entre otros, realizar clínicas deportivas por las provincias durante el año para recorrer el país y llegar a lugares donde la gente no tiene la posibilidad de viajar a Buenos Aires para conocer a las Leonas.
Pero aquel futuro no es el presente actual. “Hoy pienso dedicarme cien por ciento al seleccionado y estar bien física y mentalmente”, soltó Noel. Y con los pies en la tierra, más que nunca, agregó: “¿Tokio 2020? ¡Olvidate! Esto es día a día, no pienso en nada más que vivir el hoy”.
Lo dijo Noel Barrionuevo
“Estoy en una altura de mi carrera en la que no tengo resto para ocho años más. Entonces quiero cuidarme y ser inteligente”.
“Ahora hay un cuerpo técnico sólido, joven y con muchas ganas. Corradini tiene experiencia en Bélgica y eso le da otra mirada”
“Tenemos que seguir transmitiéndole a las más chicas que esto no es un junior. Es el seleccionado mayor. Somos las Leonas”.